Toda la Creación está compuesta por cinco olamot-mundos, el primero de los cuales se llama Adám Kadmón, bajo éste está Atzilút, después viene Briá, y le siguen Ietzirá y Asiá. Cada mundo está compuesto por diez sefirót, que son como los ladrillos de la construcción de los mundos espirituales; por donde emana el or.
Sefirá, viene de la palabra en hebreo sapír-zafiro, que alumbra. La más elevada se llama Kéter-corona; un rey sin corona no es rey, pero la corona no es parte del rey. Kéter es tan elevada que sólo es la raíz de las sefirót que vendrán después. Le sigue la sefirá de Jojmá-sabiduría; los jajamím nos dicen ¿quién es sabio?, “aquél que ve lo que va a nacer”; quiere decir que percibe un objeto e inmedietamente detecta todas las causas y consecuencias ligadas a éste hasta llegar al objetivo. Biná-entendimiento es la forma de interpretar mediante el análisis asociativo, llegando a conclusiones exactas por las cuales se puede conseguir el objetivo mismo. Debajo de ésta, está Jésed que es bondad. A continuación está Gvurá que es coraje, necesario para poder ir a contracorriente, para poder hacer lo que hay que hacer, no lo que hace la mayoría. Le sigue Tiféret-belleza, que es un equilibrio perfecto entre Jésed y Gevurá. Nétzaj-victoria, significa que ante cada desafío que se presente, sabremos salir victoriosos. Hod es agradecer a HaShem. Iesód es la base de toda la estructura y Maljút es el kli en el que se canalizará todo el or que empieza en Kéter.
Cada uno de los cinco olamót se vuelve a dividir en Partzufím, sistemas que están dentro del olám y que se denominan: Galgalta-cráneo, pues es el hueso más elevado del cuerpo; A”V, SA”G, M”A y BA”N que son valores numéricos de nombres específicos. El valor numérico se da por medio de las letras. En el idioma hebreo no existen los números, estos son las letras mismas; álef es 1, bet, 2, guímel, 3… hasta el 9; luego van las letras que son las decenas, centenas, miles, decenas de mil, etc.
A”V equivale a 72, cada valor numérico representa un nombre que hace referencia a cada sistema específico; cada uno de los cinco partzufim se divide en diez sefirót y a su vez estas se vuelven a subdividir en diez sefirót y así sucesivamente. Por ejemplo, alguien que quiere estudiar reflexología o iridiología que son tratamientos procedentes de la división de otros sistemas, y por lo tanto va a estar siempre compuestos por diez sefirót, podrá ver reflejado, en la planta del pie o en el iris del ojo, todo el cuerpo; también en el oído o incluso en un pelo. Sólo tenemos que saber mirar para entender cómo se reflejan las diez sefirót, y saber a qué órgano del cuerpo se refiere cada una de ellas y en qué estado se encuentran.
Todo lo existente está compuesto por diez sefirót, y al entenderlas podremos comprender todo el sistema. ¿Cómo y a qué nivel de entendimiento?, como hemos visto, los olamot, las sefirót y los partzufím tienen nombres específicos. Cuando entendemos el nombre de cada olám, de cada sefirá o el nombre de cada persona o animal, esto significa que quien dio ese nombre había llegado a entender la esencia de ese ser u objeto determinado, pues en el nombre mismo están incluidos todos los datos de ese ser u objeto.
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Extraído del curso Introducción a la Kabalá impartido por Rav David Scher en cursos halel www.halel.org © del autor 2011. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este texto puede ser reproducida de ninguna forma sin previa autorización escrita de los propietarios del copyright: ravdavid@orpnimi.org.il